Descripción
Las empresas no pueden crear valor para los accionistas a largo plazo sin practicar a fondo la ética. ¿No sería maravilloso si los ejecutivos tuvieran un conejo mágico, como el de la película Harvey, para que les susurrara al oído y les recordara eso? El conejo invisible de este magnífico relato, llamado Ari, siempre está a mano para darle un codazo a Edgar P. Benchley cuando hay que tomar una decisión. La vara cada vez se alarga más en la medida en que Edgar asciende en el escalafón de la empresa. Maquillar los libros contables, negociar con la información privilegiada, esconder los datos sobre la responsabilidad legal con terceros… no hay nada que los jefes de Edgar no le pidan hacer o pasar por alto…
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